miércoles, 5 de enero de 2011

And I just wanna be with you.


Escrito por Triana(:

Otro día típico en Londres, nublado con un poco de frío, ah decir verdad amaba esos días me había acostumbrado tanto a ellos que cuanto no tenía uno era tan extraño para mí. Caminaba apresurado para llegar a la audición que cambiaría mi vida, significaba todo lo que siempre quise, el cumplir mi sueño de ser una estrella de rock y poder expresar con un par de palabras todo lo que pasaba en mi mente y corazón.

(…)

No había quedado ya nada valía la pena, en mi vida volvería a tocar una nota ni siquiera escribiría una letra para una canción, quería olvidarme de todo esto, quería borrar de mi cabeza la simple idea de dedicarme a la música.

-Sabes, no se tu nombre, ni tu tipo de sangre y mucho menos si eres un psicópata violador que intentara matarme después de esto pero tienes más de una hora mirando a la nada y aunque no soy chismosa, se que tú necesitas hablar con alguien- voltee mi cabeza para lograr descubrir quien era esa extraña persona que me daba tantas explicaciones acerca de algo que apenas estaba comprendiendo, ella se sentó con sutileza en la banca para después mirarme y dedicarme una sonrisa que por aluna razón incomprensible logro que yo también sonriera un poco.

-En verdad, no tengo ganas de hablar así que tu esfuerzo a sido en vano- dije secamente mientras veía a un par de niños correr detrás de unas mariposas.

-No te preocupes si no quieres hablar conmigo no tienes que hacerlo, pero espero que no te moleste que me quede aquí- decía mas como afirmación que por pregunta.

-El parque es libre entonces te puedes sentar donde tú quieras-.

Un minuto, cinco minutos, quince minutos, media hora y ninguno de los dos se movía podía sentir como a veces su mirada se fijaba en mí y al ver que yo no reaccionaba volvía a su posición anterior.

-Eres alguien insistente, definitivamente.

-Sí me lo han dicho antes- una risa por lo bajo se pudo escuchar, mientras yo solo sonreí ligeramente- mira, yo no hago esto para molestarte o algo por el estilo, lo único que se es que tú necesitas a alguien en este momento y no se algo en mi interior digo que lo hiciera, algo así como el grillito de pinocho pero en mi caso creo que es un hámster- una carcajada salió de mis labios- bueno ese no es el caso.

-Eres algo extraña pero eres divertida y una de las personas mas inusuales y sinceras que e conocido.

- Sí ese es una clase de cumplido entonces gracias.

-Como creo que no te irás hasta que hable contigo- ella asintió lentamente con la cabeza- creo que te contare.

(…)

-Oh vaya creo que si estuviera en tu lugar me sentiría igual pero sabes algo no te deberías de dar por vencido, no aún, tal vez las oportunidades que cambian tu vida se tardan de llegar pero al final siempre lo hacen, yo creo en ti sin conocerte, entonces se que el mundo también lo hará.

-¿A dónde vas?- pregunte cuando ella se levantaba sin previo aviso, quitándome la oportunidad de decirle lo que pensaba acerca de lo que me había dicho.

-No lo sé, creo que a seguir mi destino- hizo un ademán con los hombros y una tierna y pequeña sonrisa se dibujo en sus labios para después voltearse e irse.

(…)

“Gracias París los amamos”- dije entusiasmado mientras acabábamos nuestro primer concierto en esta gran ciudad.

Y al encontrarme solo en la habitación del hotel de nuevo me invadió ese sentimiento, la extrañaba con toda el alma, quería verla, tenerla en mis brazos y decirle cuanto la amaba, yo sólo quería regresar a casa. Lo más triste era que yo no podía hacer todas esas cosas por la simple que nosotros estábamos apunto de divorciarnos y ella no quería saber nada de mí. En cada momento que pasaba la recordaba, en cualquier pedazo de papel le escribía algunas cosas que pasaban por mi mente, tan sólo dos palabras o hasta tres hojas completas, pero estaban guardadas en una pequeña caja que llevaba en mi maleta, nunca fui capaz de mandárselas, porque eran únicamente palabras frías y planas y sabía que ella merecía más que eso.

Se que este era mi sueño, que era lo que más quería pero yo quería regresar contigo ahora tu te habías vuelto lo más importante para mí, se que no podrías venir conmigo porque esto no era lo que tu querías para tu vida, tú siempre buscabas algo diferente y divertido que hacer, una de las tantas cosas que amaba de ti.

Y podría estar rodeado de tantas personas pero sigo sintiéndome solo, quería regresar a casa, deseaba con todas mis ganas hacerlo, te extrañaba y se que en el fondo tu lo sabías.

(…)

Y por fin pude regresar a casa, se que todo estaría bien, haría que fuera así. Te buscaba y no lograba encontrarte, no estabas en casa, ni con tus padres, ni en tu lugar favorito la librería de la ciudad, mis esperanzas iban muriendo poco a poco, tal vez te habías ido para no volver jamás o tal vez no quisiste esperarme más. De nuevo uno de esos días encantadores rodeaba Londres pero ahora no había logrado ponerme contento, no lo había hecho. Pequeñas gotas provenientes del cielo comenzaron a caer, deseosas por mojar todo mi cuerpo, mis ojos lograron ver una caseta telefónica y sin tener otro lugar cercano para refugiarme corría hacia ella. Abrí la puerta rápidamente para tratar de que la lluvia no me alcanzará, entre y sin darme cuenta me encontré con la persona que más deseaba ver. Era ella, con su largo cabello rizado y esponjado, su mirada emblemática profunda como el océano, sus labios algo rojizos escondiendo una hermosa sonrisa y esas mejillas que tenían siempre ese ligero color sonrosado. Su sorpresa fue tanta al verme que unas odiosas gotitas se resbalaron por sus ojos, queriendo confundirse con las que se alojaban en toda su ropa, me acerque a ella sin querer verla así, tome su cintura en mis brazos acercándola a mí para tratar de decir algo por fin.

-He vuelto a casa y lo e hecho para quedarme- mis pulgares rozaron con delicadeza su rostro para limpiar esas pequeñas muestras de agua que tanto odiaba porque salían por mi causa- te amo-susurré antes de cortar toda distancia con ella y juntar mis labios con los suyos, demostrándole cuanto la extrañaba y necesitaba porque mi vida sin ella tan solo…no es vida.

martes, 4 de enero de 2011

Let me know if you love me.



Mi familia parecía estar más que gratificada por la ocasión. Todo parecía perfecto en estos momentos. Mi madre sonreía de lado a lado, mientras que algunas de mis tías me ayudaban a arreglar mi cabello con ansiedad. Parecía que estaban todos aquí, esperándo a que esto terminara de una buena vez y esperándo a que todo esto llevara a un - imposible, a decir verdad - "final feliz".

Mi madre tomó el velo entre sus manos, y me lo colocó con cuidado. Mis tías soltaron un par de lagrimas cuando mamá me indicó que éste había sido el velo que había usado en su boda, cuando se contrajo matrimonio con mi papá. Le sonreí de medio lado y me acerqué a abrazarla. Escuché sus sollozos, a lo que yo simplemente le daba palmaditas en la espalda. Cuando nos separamos, sonrío con orgullo y seguido de eso, salió de aquella habitación.

El silencio se prolongó dentro del lugar. Miré hacia todos lados, hasta que mi mirada se encontró con el reflejo de mi rostro. Miré cada uno de los detalles. Mi maquillaje, mi cabello perfectamente arreglado, el fino velo, un collar de delicadas y perfectamente redondas perlas y éste vestido blanco...tan hermoso y elegante, algo que sólo se usaría en una de éstas ocasiones. No pude contenerme más. Las lagrimas comenzaron a caer sobre mis mejillas, con poca importancia de que mi maquillaje se corriera.

"No puedes hacer esto", me dije a mí misma. - No puedes. - dije ésta vez en voz alta.

Las lágrimas seguían escurriendo por mis mejillas. Después de unos minutos, paré de llorar, pues ya no podía respirar más. Mis ojos se encontraban hinchados y la impaciencia de los invitados comenzaba a crecer. Estaba consciente de que en unos minutos más estaba obligada a caminar hacia el altar. Me recosté poco a poco en uno de los sillones, mientras intentaba que las lágrimas pararan de una buena vez.

Vi como la perilla giraba con lentitud, por lo que me llevé las manos al rostro, tratando de ocultar la "evidencia". Lo vi a él, en su traje negro, parado en el marco de la puerta, mirándome con preocupación. Tragó algo de saliva y cerró la puerta tras de él.

- No puedo hacer esto. - le confesé, aún llorando.
- No. No llores, por favor. - me trataba él de consolar mientras se acercaba a tomar mi mano. - Hazlo por mí, por favor. - dijo, poniéndose en cuclillas junto a mí.
- Si no quiero hacer esto, es por ti. Tú eres la razón de que yo no quiera hacer esto, Daniel. No lo puedo evitar. Simplemente no puedo. - dije entre sollozos.
- Yo sólo quiero verlo feliz. - dijo él.
- Es tu mejor amigo, Jones. - dije algo repugnada de mí misma. - ¡Yo debería de quererlo a él! Entregarle mi corazón sin ninguna duda. - me llevé las manos al rostro, escondiéndome entre ellas. - Él es dulce, caballeroso, amable. Él me ama. Él es todo lo que tú no eres. - dije. - ¿Por qué debes de ser tú el que se interponga entre nosotros? - pregunté sin mirarlo.
- Nopuedo estar más de acuerdo contigo. - admitió en un suspiro.

El silencio se apoderó de la habitación. Levanté la mirada y me encontré sus grandes y azules ojos frente a mí. Me miraba fijamente, cómo si tratara de decirme que sentía todo esto, cómo si rogara por algo de mi misericordia.

- No puedo engañarme a mí misma, ni mucho menos a él. - le hice saber. Él bajó la mirada y después de algunos segundos, volvió a mirarme. Tomó ambas de mis manos y las acarició delicadamente.
- Tienes que hacerlo. - hizo una pausa - Olvídame. Por favor. - me dijo de repente. - Olvídame ya. - me ordenó.
- Esto no debe de ser así. Nunca debió de ser así. - le dije - Yo te odio. - una lágrima recorrió mi mejilla. Él estiró su mano y la llevó a mi mejilla, limpiándo la cristalina lágrima con dulzura y mirándome a los ojos.
- Yo no lo hago. - admitió. - Te amo. - me dijo. - Siempre lo haré. Siempre serás la única a la que yo haya amado. - agregó. - ¿Y tú? - preguntó, haciendo que mi corazón se acelerara cada vez más.
- Danny... -
- Sólo contesta. Sólo lo quiero saber. Lo quiero oír de tus labios. -
- Pero...él es tu mejor amigo, no puedo hacerle esto. - hice una pausa. - No puedo responder hacia ésa pregunta si sé que no valdrá la pena. - dije. Llevé mi mano hacia su cabello y lo acaricié, acomodándolo hacia a un lado. Nuestras miradas se cruzaron.
- Hazlo feliz. - dijo. - Yo intervine entre ustedes. Yo soy el culpable. - suspiró.
- No lo eres. - dije, posando mis labios sobre su frente. - Él no se merece esto. - murmuré.
- Pero él te ama. Te ama más de lo que cualquier hombre podría. Él se merece ser amado por ti, sentirse amado por ti. Yo no. Yo no merezco nada. - hizo una pausa y soltó un suspiro. - Hazlo por mí. - me pidió de nuevo. - Por favor. - Todo esto sólo ha sido un error. Un estúpido error. No lo eches a perder. Aprovéchalo. - insistía él. Yo bajé la mirada y asentí. Escuché como soltaba un bufido. Pocos segundos desupés, se acercó a mí y me besó la frente, para después alejarse poco a poco. - Me había imaginado que esto sería así. Soy un miserable. Una persona patética por imaginar que todo esto, la boda, sería así para nosotros. - dijo.Se quedó en silencio una vez más y me miró de reojo sobre su hombro, sonriendo de medio lado - Te ves hermosa con ese vestido. - me hizo saber - Espero que puedas usarlo en alguna otra ocasión. Sólo para mí. - bromeo. Se incorporó y se alistó para salir de la habitación.
- Danny... - le llamé, antes de que girara la perilla. - Te amo. - le dije.